Perros y gatos, ¿son nuestros nuevos hijos?

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Hace unos días, el papa Francisco criticó a los matrimonios que eligen tener perros y gatos, en lugar de hijos. La responsable de ello, dijo, es la “cultura del bienestar” que se ha propagado en los últimos 10 años y que los ha convencido de que es mejor tener mascotas que hijos. El sumo pontífice fue más lejos y agregó que quienes prefieren dar su amor a sus mascotas, al final de sus vidas terminan solos. Bajo este telón de fondo, nos preguntamos…

 

¿Son los perros y gatos nuestros nuevos hijos?

 

Hay miles de personas en el mundo que muestran orgullosos las fotos de sus “bebés” como si de un niño se tratara. Invierten ingentes cantidades de dinero en ropa y juguetes, y cuidan de su alimentación con esmero. ¿Esto es normal? Una investigación de la Universidad de Viena afirma que la relación de apego entre personas y sus mascotas es muy similar a la que se establece entre los niños pequeños y sus padres.

 

 

Lisa Horn, bióloga y psicóloga experta en canes de esta universidad, agrega que los seres humanos tenemos una necesidad innata de establecer relaciones estrechas con otras personas. Pero esta conexión natural no se limita a los humanos: muchos animales también sienten estos fuertes vínculos. "Y para los gatos y perros domésticos esta situación es aún más compleja, ya que no solo forjan profundas relaciones con sus congéneres, sino también con sus dueños", explica.

 

Perros y felinos se adaptan tan bien a la convivencia entre humanos que no es extraño que muchas personas vuelquen fuertes sentimientos de apego hacia sus mascotas. "Esta relación entre humanos y sus mascotas resulta ser bastante similar en muchos aspectos a la que se establece entre los niños pequeños y sus padres", añade Horn, cuya investigación fue publicada recientemente en la revista científica PLOS ONE.

 

¿Sabes qué es el efecto de base segura?

 

Una de las características que marca la relación entre personas y sus mascotas es lo que los científicos llaman efecto de base segura, un sentimiento también presente entre padres e hijos pequeños. ¿En qué consiste? Los bebés humanos utilizan a sus progenitores como un amortiguador seguro, que les protege cuando deben interactuar con su entorno. Y algo parecido ocurre con los animalitos.

 

Los investigadores han comprobado que este efecto de seguridad se repite de un modo muy similar. El estudio constata así lo que muchas personas que viven con estos animales ya sienten: la existencia de un amor muy paternal por sus peludos compañeros.

 

 

Sin embargo, expertos como Salvador López, autor del blog Lobo Descafeinado, insisten en que es importante recordar que canes y felinos no son personas, ni tienen nuestras mismas necesidades. "Los perros son lobos descafeinados, pero las personas no siempre entendemos que, como los lobos, nuestros canes necesitan saciar sus instintos en la naturaleza; y que muchos problemas de comportamiento de los perros actuales se deben a que no sabemos entender cuáles son esos instintos", defiende este educador canino.

 

Opinan algunos “padres y madres” de "perrhijos" o "gathijos"

 

A la pregunta de si estamos tratando a nuestras mascotas como nuestros nuevos hijos, Ana Alfageme, responsable del blog Emperrados, reconoce: "Yo me lo he planteado muchas veces. Aunque el lazo que surge creo que es distinto, y con maneras diferentes de comunicarse e interactuar, se trata de una relación esencial en ambos casos". Ana comparte su vida con Matilda, una schnauzer "superdotada y adicta a los calcetines".

 

Idoia Miranda, autora de la bitácora Yetamona, vive desde hace un año con Vladimir, su gato. Ella disfruta “viéndole crecer, me preocupo por él y cuido de su salud y su alimentación como si fueran las mías. Aunque no me olvido de que es un gato, le quiero como a muchas personas".

 

Finamente, Tania Hernando, de la asociación protectora Alma Exóticos y dueña de cuatro felinos y un conejo, todos adoptados, señala que es cierto que la situación económica hace que cada vez más parejas retrasen (o renuncien) a la paternidad; un hueco que en muchas ocasiones cubren los animalitos. "Cuido mucho a mis animales, me preocupo por ellos, me hacen feliz. Admito que me gasto más en ellos que en mí, pero mis gatos dependen de mí para estar sanos y felices", añade Hernando.

 

 

Nuestras mascotas son lo máximo, no cabe duda. Tanto como para despertar un interesante debate, ¿no te parece?

 

Aclaración:
El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista, mas no la ideología de actitudfem.com

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