Traumática: Así fue la primera vez que depilé mi zona íntima

Traumática: Así fue la primera vez que depilé mi zona íntima
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Lo que podría estar frondosito, acolchonadito y suavesito ahora raspa, incomoda y duele.

 

Dicen que depilarse el vello púbico tiene sus beneficios, que ‘ya no huele mal’ y que a la hora de desnudarse una se siente más cómoda y más sexy… o quizá no.

 

O al menos no para mí, porque lo que yo veo es una continuación lisa de piel, que bien podría ser un brazo o una pierna. No hay nada que me avise: “aquí empieza aquellito”.

 

Las primeras veces que me depilaba, no podía evitar  sentirme como cuando era una adolescente y apenas una capa delgadita de vellos me cubría.

 

Me depilé por primera vez a los 15 años, por curiosidad simple y sencillamente por curiosidad. Supongo que vi en algún puesto de periódico alguna mujer desnuda depilada y pensé, ¿qué se sentirá? Así que al llegar a mi casa lo hice, pero no acabó nada bien. 

 

Como yo era muy joven y se me hizo fácil, tomé un rastrillo, una crema con loción (GRAVE ERROR) y un jabón. No lo hubiera hecho. Ardía de una manera espantosa y la comezón era insoportable.

 

Con las manos pegajosas agarré una servilleta y limpié lo que pude. Al quitar la loción quedaba un caminito de sangre, un hilito casi invisible, pero aquellas cortadas que casi no se ven ah como duelen.

 

Para mí, no hubo ningún cambio, incluso, me parecía incómodo en los siguientes días. Diario, al caminar se me hacía un calzón chino espantoso. ¡Con cada paso se me subía más y más!

 

En el momento, no me quedaron ganas de volverlo a hacer, pero lo hice unas cuántas veces y a veces lo sigo haciendo. ¿Por qué? no lo sé, pero me sigue molestando y doliendo.

 

Creo que, en parte, es porque todas las mujeres en mi círculo lo hacen. De hecho, a veces bromeamos con que ‘el no estar depiladas’ nos ha hecho rechazar oportunidades de tener sexo. Ya saben, como cuando conoces a alguien que te encanta en la fiesta pero tú tienes los vellos crecidos y prefieres decir ‘mejor otro día’, con tal de que no te vean así.

 

Eso me hace sentir mal porque nada de nuestro cuerpo debería avergonzarnos y, sin embargo, los "vellos crecidos" me causa pena.

 

Al final, creo que cada quien debería andar como se sienta más cómoda, con o sin vello. He estado trabajando en ello, y a veces me depilo y a veces no, pero en verdad espero el día que deje de sentir la necesidad de hacerlo. 

 

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